domingo, 16 de noviembre de 2014

El Latín en la actualidad

Algunas personas alegan que la lengua latina “ha muerto”, pero ¿hasta qué punto es esto cierto?
Quizá no nos demos cuenta de ello, pero el latín se usa más de lo que creemos en la actualidad. El caso más notable es el uso de los “nombres científicos” referidos a animales, plantas y demás seres orgánicos. Hay incontables ejemplos sobre nombres científicos en latín, de los cuales vamos a mostrar algunos:
  • Azucena (lilium candidum): El nombre de esta planta procede de lilium (lirio) y candidum (de color blanco). Los pétalos de esta planta son blancos, de ahí el nombre.
  • Hiedra (Hedera helix): Hedera (adosada) y helix (del griego ἕλιξ, curvado en forma de espiral). Nos da a entender cuál es el comportamiento de la planta, la cual crece adosada a las paredes (Hedera) y además se suele enrollar alrededor de columnas y árboles, formando una espiral (Helix).
  • Tomillo (Thymus vulgaris): Thymus (oloroso) y vulgaris (común). Los romanos ya usaban esta planta en los baños, debido a sus propiedades estimulantes. Es una planta olorosa, por lo que también era usada para dar aroma a vinos, quesos y carnes (Thymus). Además no era nada difícil de encontrar en estado salvaje (Vulgaris) y poco a poco los romanos extendieron su cultivo por Europa Occidental.
Como vemos, conocer la lengua latina es también una gran ventaja para la comunidad científica. Pero yéndonos al ámbito cotidiano, también encontramos vocabulario en latín.
¿Quién no ha escuchado alguna vez en su vida “Currículum Vítae”? Seguramente, muchos de vosotros hayáis realizado uno. Este término significa, literalmente, “carrera de la vida”, el cual surgió en contraposición y por analogía a “cursus honorum”, usado para denominar la carrera profesional de los magistrados romanos. Hoy en día es necesario elaborar uno para cualquier tipo de trabajo, y poca gente se da cuenta que está elaborando un escrito que ya era usado cerca de dos milenios atrás.

Finalmente, es necesario destacar algunas expresiones usadas actualmente y conocidas por muchos, si no por todos:
  • Vox Populli: Literalmente “la voz del pueblo”. Es usado para referirse a un tema que está en boca de todos, un tema de actualidad.
  • Mea culpa: Proviene de la liturgia cristiana, cuando el sacerdote se declaraba pecador y dándose tres golpes de pecho decía: “mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa”. Hoy en día es usada cuando nos declaramos culpables de cualquier hecho.
  • Ad hoc: Una expresión latina cuyo significado es “para esto”. Se usa para designar a algo que es adecuado sólo para un determinado fin o en una determinada situación. Actualmente es usado, sobre todo, en la jerga del derecho.
En resumen, si bien es cierto que el latín ha evolucionado dando lugar a las lenguas actuales, aún son usados términos que están en latín puro, tanto para las jergas de oficios como en nuestra vida cotidiana.

martes, 28 de octubre de 2014

La Batalla de Munda

La Batalla de Munda comienza el 17 de Marzo del año 45 a.C y fue la batalla decisiva para los ejércitos de Julio César sobre los ejércitos Pompeyanos que estaban al mando de Tito Labieno y los hijos de Pompeyo el Grande. Los hijos de este eran Cneo y Sexto. Esta batalla se sitúa de un modo general ya que hay discusiones sobre su situación exacta en las llanuras de una antigua colonia romana inmune de Munda. Esta supuso la última batalla además de la Segunda Guerra Civil Romana.
La situación geográfica de la batalla no está clara. Muchos de los historiadores de esta la sitúan en las cercanías de Montilla (Córdoba) y afirman que pasará esta por localidades como Castro del Río y Espejo, llegando a esta conclusión por el nuevo nombre que se le dio a localidades como la de Espejo en agradecimiento por la ayuda servida al mismísimo César, pasándose esta a llamar Claritas Iulia.

Mapa de la posible situación geográfica de la Batalla de Munda

Para Julio César supuso la batalla más difícil y peligrosa de todas las batallas en las que había participado. Este en un momento concreto y crítico para él llegó a pensar en el suicidio. Presentó la batalla en un terreno muy desfavorable al tener que atravesar un torrente y tener que subir a la colina donde Pompeyo el Joven se había situado con su ejército.
Los beligerantes de esta batalla eran dos. El primer beligerante era la República de Roma (Cesarianos) y los Pompeyanos también de la República de Roma con sus respectivos comandantes cuales eran Julio César para los Cesarianos y para los Pompeyanos Tito Atio Labieno, Cneo Pompeyo el Joven y Sexto Pompeyo y en esta batalla por parte de los Cesarianos intervinieron 40.000 legionarios y 8.000 jinetes. De la parte de los Pompeyanos intervinieron 70.000 legionarios, 6.000 auxiliares y otros 6.000 jinetes.
En esta batalla estuvieron muy forzados los generales a dejar sus posiciones de mando y tuvieron que unirse a la lucha con el único fin de levantar la moral de sus legiones. César decidió tomar el mando del ala derecha donde se colocaba la Legio X Equestris que peleaba con un gran valor. Esta gracias la presencia de César empezó a avanzar. Pero el ataque de la Legio X Equestris solo era una treta lo que hizo que Cneo cayera en ella y desplazara la legión de su ala derecha a la izquierda lo que supuso un grandísimo error.
César lanzó un ataque por el flanco derecho que cambió la historia de la batalla. Al mismo tiempo el aliado de César, el Rey Bogud de Mauretania atacó el campamento de Pompeyo desde una posición de retaguardia. Esto hizo que los legionarios Pompeyanos rompieran el frente y huyeran lo que supuso la muerte de muchos de ellos durante la retirada. Algunos otros murieron mientras defendían la ciudad de Munda.
Después de la gran victoria de Julio César y sus Cesarianos ante los Pompeyanos castigó a las ciudades filopompeyanas y recompensó a las fieles convirtiéndolas en “Coloniae” (colonias romanas) y por ultimo Cesar marchó a Roma donde asumió el cargo de dictador pero por desgracia fue asesinado al año siguiente por los senadores más jóvenes y conservadores.

Isabel Jiménez-Peña Barba(@Festina_Lente97 en Twitter)

Escrito para “yoelijolatin.blogspot.com”

domingo, 19 de octubre de 2014

Instituciones de la República Romana IV: El Senado

Sin duda alguna, la institución política de mayor importancia dentro del sistema constitucional de la República Romana fue el Senado. No en vano las legiones portaban en sus estandartes la sigla SPQR, Senatus Populusque Romanus, cuya traducción era precisamente “El Senado y el Pueblo Romano”. El poder y la autoridad del Senado se basaban en el precedente, la alta calidad y prestigio de los senadores, y el linaje ininterrumpido del Senado, que se remontaba a la fundación de la República en el año 509 a. C., e incluso antes, durante el tiempo de la monarquía. De acuerdo con el historiador griego Polibio, mientras que los cónsules dirigían los ejércitos y el gobierno civil de Roma, y los comicios la legislación y los procesos penales, el Senado era la máxima autoridad en hacienda, administración y política exterior.

El nombre de Senado proviene del latín senex, senis, anciano. Los miembros del Senado, los senadores, no eran elegidos por voto popular, sino por los cónsules, en un principio, y posteriormente por los censores, que tenían también el poder de expulsar a alguien del Senado. Después que un magistrado había cumplido su mandato, usualmente era nombrado en forma automática miembro del Senado. Este nombramiento era vitalicio, excepto en el caso de expulsión por parte del censor.

El Senado tenía un enorme poder sobre el gobierno civil, especialmente el caso con respecto a la gestión de finanzas estatales, ya que sólo el senado podía autorizar el desembolso de fondos públicos. El Senado aprobaba decretos llamados senatus consultum, que oficialmente eran un "consejo" del Senado a un magistrado. Aunque estos decretos no tenían porque ser obedecidos, en la práctica, por lo general lo eran. Durante una emergencia, solo el Senado podía autorizar el nombramiento de un dictador. El último dictador ordinario, sin embargo, fue nombrado en el año 202 a. C. Después del 202 a. C., el Senado respondía a emergencias aprobando un senatus consultum ultimum ("Decreto Último del Senado"), que suspendía el gobierno civil otorgando al cónsul poderes extraordinarios.


Las reuniones del Senado usualmente comenzaban al amanecer, aunque de vez en cuando ciertos eventos (como las fiestas) podían retrasar el comienzo de la reunión. Un magistrado que deseaba convocar al Senado emitía una orden obligatoria (un cogere), y los senadores podían ser castigados sí no se presentaban sin una causa razonable. Las reuniones eran públicas ya que las puertas quedaban abiertas, lo que permitía que las personas entraran o vieran lo que acontecía en el interior.

El Senado era dirigido por un magistrado presidente, quien usualmente era un Cónsul o, sí el cónsul no estaba disponible, un pretor. Este iniciaba la sesión con un discurso invitando a los senadores a analizar un tema. Entonces cedía la palabra a los senadores, que daban su opinión comenzando por el mayor antigüedad y rango (el princeps senatus), y terminando por los más jóvenes, en orden de antigüedad. Todos los senadores tenían que hablar antes de que se pudiera votar, y dado que todas las reuniones tenían que terminar al caer la noche, un senador podía hablar para llevar la propuesta al fracaso (una maniobra obstruccionista o diem consumere) sí ellos seguían con el debate hasta la noche. Estas y otras maniobras obstruccionistas eran muy comunes en el Senado. Se sabe, por ejemplo, que el senador Catón el Joven bloqueó una vez un intento de evitar que el Senado le concediera a Julio César una ley que le hubiera dado tierra a los veteranos de Pompeyo Magno, hablando hasta la caída de la noche.

jueves, 2 de octubre de 2014

Téano, la primera mujer matemática


En Grecia, un par de siglos después de que el poeta Homero recopilara en La Ilíada y La Odisea las leyendas y mitos del pueblo griego, se estaba produciendo el desplazamiento del pensamiento mágico por la razón. Y al calor de la lógica, nacieron muchas escuelas de pensamiento de las que bebe hoy nuestro saber actual.

Retrato de Téano
Una de las escuelas más destacadas de la Antigua Grecia fue la fundada por Pitágoras de Samos, en Crotona, que sostenía que la esencia de todas las cosas eran los números.

Esta escuela disfrutaba de los favores de un rico mecenas, Milón, hombre culto que apreciaba el valor de las ciencias y las artes; tanto que quiso que su hija Téano (Crotona, 546 a.C.), una de las figuras más relevantes del pitagorismo, se instruyera y aprendiera la ciencia matemática por lo que la envió como discípula de Pitágoras en cuanto tuvo la edad adecuada. Y aunque Téano pertenecía a una comunidad muy conservadora donde se aceptaba a las mujeres como miembros con los mismos derechos y deberes que los hombres, la sociedad no aceptó a las mujeres sabias y estableció mecanismos de sanción social. La mujer estaba marginada de las actividades científicas, pero en la Escuela Pitagórica de Crotona no cabían discriminaciones y prejuicios y se propiciaron los primeros brotes del pensamiento femenino.

Téano, que aparece desde la antigüedad como una personalidad reconocida por su erudición y sabiduría, demostró grandes facultades en el estudio de las disciplinas, y su tesón y dedicación hicieron de ella una  verdadera maestra. Mujer de gran carácter, se acabó casando con su maestro Pitágoras, a pesar de la diferencia de edad, y tuvieron cinco hijos, tres de los cuales fueron niñas que posteriormente trabajarían con ella difundiendo el saber pitagórico.

Creía, y así lo defendía, que el Número regía el Universo; que en el Número residía el orden esencial; que los objetos materiales estaban compuestos por números naturales y todo se podía expresar con una medida exacta.  Todo esto junto con la búsqueda de la perfección y de la armonía en las formas y proporciones, la llevó a trabajar en el Número Áureo. Pero su saber se manifiesta en otras ramas del conocimiento. Se dedicó al estudio de la cosmología y se le atribuyen tratados de física y medicina, por lo es considerada también precursora de la investigación científica. Téano demostró igualmente interés por los aspectos morales y espirituales; escribió un tratado sobre la castidad cuyo contenido muestra las virtudes pitagóricas de prudencia, justicia, fortaleza y templanza, e incluso, un tratado sobre psicología infantil. Sin embargo es difícil precisar cuáles fueron realmente sus aportaciones ya que la escuela Pitagórica prohibía a sus miembros hablar en público sobre sus trabajos y éstos eran considerados propiedad de la comunidad.


Pero la Escuela Pitagórica llegó a concentrar tanto poder sobre el Gobierno de Crotona, que la población se reveló y asesinó a todos sus miembros; a todos excepto a Téano, que tomó las riendas de la escuela en el exilio y continuó dirigiéndola con ayuda de sus tres hijas, Damo, Myila y Arignote.

Referencias:
Boggiano, Aymará. "Invenciones de la Inventiva". No 2797. TEANO. enlace: uh.edu
Salmerón, María A. "Teano y la ciencia Pitagórica" La Ciencia y el Hombre XXIII 2 (2010) enlace: uv.mx
Sainz Herrero, Mónica. TEANO (S.VI a. C.)  enlace: platea.pntic.mec.es



Artículo escrito por África Civantos











viernes, 19 de septiembre de 2014

Tito Livio

Tito Livio
Tito Livio nació en el año 59 a.C. en una de las ciudades más importantes de la región, Patavium (actual Padua, en Venecia), una tierra rica, pero austera. Austeridad que quedará reflejada en el carácter y las obras de Livio. Amigo de Octavio Augusto, siempre mostró abiertamente sus pensamientos a favor de Pompeyo  (lo que provocó que el emperador le pusiera el mote amistoso de “Pompeyano”). A los 24 años, durante la Pax Augustea, se instaló en Roma, donde ejerció toda su labor de historiador. Gracias a ello, adquirió una gran fama, tanto en su tiempo como en las épocas posteriores. Murió en el año 17 en su tierra natal, a los 76 años de edad.

Juramento de los Horacios (Le Serment des Horaces), 1784
El trabajo de Livio más reconocido y alabado a través de los tiempos será su Ab urbe condita (“Desde la fundación de la ciudad”), obra maestra compuesta de 142 libros, de los que solo nos han llegado 34: del 1 al 10 y del 21 al 45. El primer volumen se publicó en torno a los años 27 y 25 a.C. Los libros que han llegado hasta nosotros contienen la historia de los primeros siglos de Roma, desde la fundación en el año 753 a. C. hasta 292 a. C., relatan la Segunda Guerra Púnica y la conquista por los romanos de la Galia cisalpina, de Grecia, de Macedonia y de parte de Asia Menor.

En esta gran obra, Tito Livio se propuso contar la totalidad de la historia de Roma, año a año. Para ello, trabajó metodológicamente todas sus fuentes disponibles (Quinto Claudio Cuadrigario, Valerio Antias, Antípatro, Polibio, Catón el Viejo y Posidonio). Además, se interesó también por indicar modelos a imitar (los virtus) y a evitar (los vitium).


Esta entrada ha sido escrita por Pablo González (@pagongar_96). 
Si queréis escribir alguna entrada para ser publicada en este blog, podéis enviarla a yoelijolatin@hotmail.com.

lunes, 8 de septiembre de 2014

La educación en la Antigua Roma: El "Ludus litterarius"

La educación en la Roma Antigua, desde los últimos siglos de la República romana, era un mecanismo vinculado a la élite social, que proporcionaba a sus hijos una educación al modo griego. El paedagogus (palabra griega de la que deriva la actual "pedagogo") era el esclavo que conducía al niño a la schola ("escuela").
En la primera enseñanza, el nutritor o tropheus era el responsable de enseñara al niño a leer y de su educación hasta la pubertad. Debía dirigirse a su padre llamándole domine (señor).
La schola ("escuela") estaba regida por el calendario religioso; las clases se daban por las mañanas y era mixta hasta los doce años. Un grammaticus era el responsable de enseñar a los niños los autores clásicos y la mitología; mientras que a las niñas, consideradas adultas a los catorce años (domina en latín, kyria en griego), podían tener un preceptor que le enseñara los clásicos.
La siguente etapa de la educación tenía lugar en el gymnasium o palaestra. En Oriente, las principales materias eran la lengua griega, las obras de Homero, retórica, filosofía, música y deporte. En cambio, en Occidente, se enseñaba además latín, en detrimento de la música y el deporte. A los dieciséis o diecisiete años, había una bifurcación en el camino de los jóvenes, que tenían que decidirse por el ejército o los estudios.

El ludus litterarius

El ludus litterarius componía un sistema educativo con tres niveles de enseñanza:

  1. Las escuelas a cargo de un ludi magister ("maestro"), que impartían la educación elemental (Ludus Principalis).
  2. Las escuelas a cargo de un ludi grammaticus ("gramático"), que correspondían a lo denominado actualmente enseñanza secundaria (Ludus Grammaticus).
  3. Las escuelas a cargo de un ludi rhetor ("retórico"), establecimientos de educación superior que iniciaban con la retórica y, seguían con la enseñanza del derecho y de la filosofía, una especie de universidad (Ludus Rhetoricae).

De pequeños podían tener un maestro en casa (magister), que generalmente era un esclavo o liberto griego o bien ir a una escuela llevados por un esclavo (pædagogus) que después también les repasaba las lecciones en casa.
En la primera etapa educativa, el niño aprendía con un maestro (magister ludi, litterator y calculator) a leer, escribir y hacer cuentas. La disciplina era severa, pero los niños jugaban con letras de madera o marfil y con ellas aprendían a leer y a escribir. Por eso a esta escuela le llaman «juego» (ludus) y el maestro era magister ludi. La escuela se situaba en un pequeño cuarto (taberna, pergula), en una cabaña o en el jardín (según el tiempo y las posibilidades). El maestro tenía una silla (cathedra) o un taburete (sella). Los niños se sentaban en escaños (subsellia).
Los instrumentos de trabajo eran unas tablas enceradas (tabulæ, ceræ) en las que rascaban con punzones (stilus) que por un lado eran puntiagudos y por otro acababan en una espátula con la que se alisaba la cera y así quedaba lista para volver a escribir en ella (stilum vertere).
La segunda etapa podía ser privada o pública. El profesor era el grammaticus que enseñaba a entender y comentar los textos literarios. Comentando los textos clásicos, los niños aprendían de todo: geografía, historia, física, religión, etc. Con el tiempo, la grammatica empezaría a ser también estudio sobre la lengua que hablaban y esta innovación acabaría eliminando el primitivo concepto de grammatica.
La tercer etapa preparaba en la elocuencia al futuro político romano. El profesor era el rhetor (maestro de oratoria). Quintiliano, por ejemplo, escribió muchas notas pedagógicas de cómo formar al orador. Entre los ejercicios frecuentes estaba la realización de juicios ficticios en los que unos alumnos acusaban y otros defendían.

sábado, 30 de agosto de 2014

Origen y expansión del Latín

El latín debió de aparecer hacia el año 1000 a. C. en el centro de Italia, al sur del río Tíber, con los Apeninos y el mar Tirreno al oeste, en una región llamada Latium (Lacio), de donde proviene el nombre de la lengua y el de sus primeros habitantes, los latinos; sin embargo, los primeros testimonios escritos datan del siglo VI a. C., como la inscripción de Duenos y otras similares.
En los primeros siglos de Roma, desde la fundación al siglo IV a. C., el latín tenía una extensión territorial limitada: Roma y algunas partes de Italia, y una población escasa. Era una lengua de campesinos.
Así lo demuestran las etimologías de muchos términos del culto religioso, del derecho o de la vida militar. Destacamos los términos stippulare ('estipular'), derivado de stippa ('paja'), o emolumentum ('emolumento'), derivado de emolere ('moler el grano'), en el lenguaje del derecho.
En este sentido, los latinos, desde época clásica al menos, hablaban de un sermo rusticus ('habla del campo'), opuesto al sermo urbanus, tomando conciencia de esta variedad dialectal del latín. «En el campo latino se dice edus ('cabrito') lo que en la ciudad haedus con una a añadida como en muchas palabras».
Mapa que muestra la actual Italia, lugar en el que
 el latín convivía junto a otras lenguas en el 250 a.C.
Después del periodo de dominación etrusca y la invasión de los galos (390 a. C.), la ciudad fue extendiendo su imperio por el resto de Italia. A finales del siglo IV a. C., Roma se había impuesto a sus vecinos itálicos. Los etruscos dejaron su impronta en la lengua y la cultura de Roma, pero los griegos presentes en la Magna Grecia influyeron más en el latín, dotándolo de un rico léxico.
El latín de la ciudad de Roma se impuso a otras variedades de otros lugares del Lacio, de las que apenas quedaron algunos retazos en el latín literario. Esto hizo del latín una lengua con muy pocas diferencias dialectales, al contrario de lo que pasó en griego. Podemos calificar, pues, al latín de lengua unitaria.
Después, la conquista de nuevas provincias, primero las Galias con César, hasta la de la Dacia (Rumania) por parte de Trajano, supuso la expansión del latín en un inmenso territorio y la incorporación de una ingente cantidad de nuevos hablantes.
Paralelamente a la expansión territorial de Roma, el latín se desarrolló como lengua literaria y como lingua franca a la vez que el griego, que había tenido estos papeles antes. Desde el siglo II a. C., con Plauto y Terencio, hasta el año 200 d. C. con Apuleyo tenemos una forma de latín que no tiene ninguna variación sustancial. o una gran expansión territorial.

sábado, 9 de agosto de 2014

Indumentaria militar de la Roma Antigua

La gente guerrera, entre los romanos de los primeros siglos defendía su cabeza con la galea o casco de cuero y placas metálicas y el tronco por medio de una armadura también de pequeñas placas. Pero después de la conquista de las Galias se adoptó el cassis o casco de metal (usado antes por celtas e iberos) con yugulares y cubrenuca y la cota de malla para el tronco si bien algunos cuerpos especiales del ejército usaban armaduras particulares:
  • Los velites, cuerpos de infantería ligera que empezaban los primeros el ataque llevaban ócreas o resguardos metálicos (de bronce, por lo común) en la pierna izquierda
  • Los hastati o hastarios (armados con dos jabalinas) llevaban ócreas en la pierna derecha pues era la que adelantaban al combatir
  • Los legionarios se protegían el pecho y la espalda con una loriga o coraza flexible de tiras de acero y el brazo con un corto brazal de bronce
  • Los buenos escuadrones de caballería llevaban en lugar de lo anterior la lorica squamata o plumata, dispuesta en forma de escamas de metal cosidas sobre cuero o tela fuerte.

Escudos usados por los hastati
Se ceñía la loriga de cualquier tipo que fuera con el cingulum o cintum, cinturón de cuero chapeado de metal y sujeto con fíbula, del cual pendía la espada. Ésta se llevaba también pendiente de bálteus o tahalí, propio de los jefes que iba terciado ante el pecho desde el hombro derecho hasta el lado izquierdo de la cintura. Los emperadores y otros altos jefes de la milicia romana se servían de una coraza de dos piezas (peto y espaldar) adornadas con relieves y adaptadas perfectamente al tronco según aparece en sus estatuas y sobre ella vestían el paludamentum, especie de clámide larga y holgada que estuvo en uso durante el Imperio y a la vez llevaban sobre el casco una cimera o apex y un penacho o crista al modo griego lo cual era también propio y distintivo de los centuriones.
Ilustración de un vélite según Theodore Ayrault Dodge, en 1861.

jueves, 17 de julio de 2014

Instituciones de la República Romana (III): El tribuno de la plebe

En anteriores entradas ya hablamos de dos de las instituciones más importantes de la República Romana, los Comicios y la Magistraturas. Antes de hablar de la tercera de las instituciones de Roma, el Senado, vamos a hablar de otra institución, el tribuno de la plebe, la institución creada para defender los derechos de los plebeyos frente a la autoridad de los cónsules y el Senado.
La institución de los tribunos de la plebe fue creada el año 494 a.C., quince años después de la expulsión de los reyes y la creación de la República el año 509 a.C.. En estas fechas una serie de enfrentamientos entre los plebeyos, agobiados por la deuda, y las autoridades patricias de la República, llevaron a los plebeyos al borde de una revuelta contra los cónsules. Siguiendo el consejo Lucio Sicinio Veluto, los plabeyos salieron en masa de Roma y acamparon en el Mons Sacer, un monte a las afueras de Roma. Presa del pánico, el Senado envió a Agripa Menenio Lánato, un ex cónsul muy querido por los plebeyos, para negociar el regreso de estos a Roma. Los plebeyos pusieron como condición la creación de un tribunado especial para representar a los plebeyos y protegerlos del poder de los cónsules, además de la creación del Consejo de la plebe. Bajo estas condiciones, los plebeyos regresaron a Roma.

 Retirada de los plebeyos al Mons Sacer (Monte Sacro) para exigir derechos a los patricios

Las funciones y el número de los tribunos de la plebe variaron con el tiempo. Inicialmente eran dos, número igual al de los cónsules cuyo poder tenían que limitar. Posteriormente su  número sería aumentado a cinco, y más tarde a diez. Eran elegidos por el Consejo de la plebe para un mandato de un año, y no podían pertenecer a la clase senatorial. Los tribunos no eran considerados magistrados romanos, ya que en su elección solo participaban los plebeyos y no todo el pueblo romano. Por ello no tenían derecho a la silla curul, ni a los lictores, ni a la toga e insignias de los magistrados.
El tribunado sería sacrosanto, lo cual significa que quien la ocupase estaría protegido de cualquier daño físico, y que tendría el derecho de auxiliar a los plebeyos y rescatarlos del ejercicio del poder de un magistrado patricio (ius auxiliandi).
Más tarde los Tribunos adquirirían un poder mucho mayor a través de la concesión del ius intercessionis, que les daba el poder de veto sobre cualquier ley o propuesta de cualquier magistrado, incluyendo los cónsules. Como representante principal de los plebeyos romanos, se requería que la casa del tribuno estuviera abierta todo el tiempo, día y noche. Los tribunos eran auxiliados en sus funciones por los ediles plebeyos, también elegido por el Consejo de la plebe por un año.
Los tribunos de la plebe tenían poder para permitir a un plebeyo evitar el servicio militar, para impedir que un plebeyo fuese arrestado por deudas, y para demandar a cualquier ciudadano romano, incluyendo a los cónsules y altos magistrados hasta entonces exentos de responsabilidad en el ejercicio de su cargo. También tenían autoridad para cumplir el derecho de provocatio ad populum, un antecesor del actual habeas corpus. Todo ciudadano podía apelar las decisiones de un magistrado ante un tribuno de la plebe gritando “¡Provoco te ego!”. El tribuno debía analizar el caso y determinar la legalidad de la decisión del magistrado.
El tribuno también tenía poder para ejercitar la pena capital sobre cualquier persona que interfiriese en el ejercicio de sus actividades. El carácter sacrosanto del Tribuno se reforzaba mediante un juramento solemne de todos los plebeyos de matar a cualquier persona que dañase a un Tribuno durante sus actividades. El Tribuno era la única persona con poder para convocar el Consejo de la plebe y presidirlo, siendo el único con capacidad para proponer legislación (plabiscitos) al Consejo. El Tribuno también podía convocar al Senado y presentar propuestas en esa institución. 
Lucio Cornelio Sila, como dictador, recortó severamente los poderes de los tribunos de la Plebe, eliminando su poder de veto y su capacidad de proponer leyes al Consejo sin el consentimiento del Senado. Más tarde el Tribunado fue restaurado en su poder anterior, durante el consulado de Craso y Pompeyo. 
A través de la historia de la república y hasta su caída, hubo importantes personajes que utilizaron a los tribunos para su gloria y ganancia personal. Clodio y Milón, por ejemplo, fueron tribunos que utilizaron la violencia en el Consejo y en las calles para conseguir lo que les solicitaban Pompeyo y Julio César. Cuando el Senado denegaba alguna solicitud, como por ejemplo tierra para los veteranos de Pompeyo o una prolongación del gobierno en la Galia para César, se acudía a los tribunos y se buscaba conseguirlo a través del Consejo.
El primer emperador romano, César Augusto, recibió todos los poderes del tribunado de la plebe sin ostentar formalmente el puesto (tribunicia potestas). Ésta formaba una de las bases en las que Augusto basaba su autoridad. Le daba el derecho de veto y la autoridad para convocar el Senado. También se convertía en una figura sacrosanta y podía ejercer la pena capital en el ejercicio de sus deberes. La mayoría de los reinados de los emperadores comienzan con la asunción de la autoridad del tribuno de la plebe, aunque algunos emperadores la recibieron ya durante el reinado de su antecesor.


martes, 1 de julio de 2014

Incitatus, el caballo de Calígula

Incitatus y Calígula
Incitatus (en latín, Impetuoso) fue el caballo preferido de Calígula (12-41 dC). Se trataba de un caballo de carreras que había nacido en Hispania, de donde en esa época se importaban a Roma cerca de 10000 equinos cada año.
La devoción de Calígula por su caballo llegaba a extremos ridículos. En un primer momento mandó construirle una caballeriza de mármol con pesebres de marfil para su uso exclusivo, pero pronto llegó a darle
toda una villa con jardines y 18 sirvientes para su cuidado personal. Dormía con mantas de color púrpura (el tinte más caro en la Antigua Roma, reservado a la familia imperial) y llevaba collares de piedras preciosas. Posteriormente, Calígula otorgó a Incitatus el título de Cónsul de Bitinia. Este hecho ha sido tradicionalmente interpretado como fruto de la demencia del emperador, pero lo cierto es que la actitud servilista y pusilánime de los senadores del reinado de Calígula bien pudiera haber influido en dicho nombramiento, volviéndolo un hecho irónico que denotaría el sarcástico desprecio de Calígula hacia las instituciones públicas del Imperio.
Como caballo de carreras que era, Incitatus participaba en las competiciones celebradas en el hipódromo de Roma. La noche anterior a una competición, el emperador dormía junto al animal y se decretaba un silencio general que nadie podía violar en toda la ciudad bajo pena de muerte, con el fin de que el caballo descansase correctamente. Al parecer, Incitatus solo perdió una carrera en su vida, tras la cual Calígula ordenó al verdugo que matase lentamente al auriga para asegurarse de que sufriera.
Estatua de Calígula

martes, 17 de junio de 2014

La diosa Eos (Aurora)

Eos es la diosa de la aurora, hija del dios del fuego astral “Hiperión” y de la diosa de la vista “Tea”, es una descendiente de titanes.
Eos es la diosa de los “sonrosados dedos”, hermana de Helios (Sol) y Selene (Luna) que salía de su hogar al borde del océano que rodeaba el mundo para anunciar al sol, su hermano, para lo que no dudaba en abrir las puertas del infierno subida a un carro tirado por caballos todas las mañanas.
Apolo y Aurora, de Gérard de Lairesse. 1671.
Es una diosa que se representa melancólica y bella. Según la Ilíada de Homero tiene una toga de color azafrán bordada de flores, una corona, largas alas con plumas blancas, brazos dorados y dedos sonrosados. Eos era representada en vasijas áticas.
Eos es considerada como el origen de todas las estrellas y planetas. Sus lágrimas son personificadas por Herse en el rocío en las mañanas.
Según Hesíodo, Eos “brilla sobre todos los que están en la tierra y sobre los inmortales dioses que viven en el ancho del cielo”.
La diosa era tan bella, que tuvo muchos amores, tanto titanes como hombres bellos mortales.
Con Astreo fue madre de los cuatro vientos: Bóreas, Céfiro, Euro y Noto, así como de los planetas y Eósforo, el lucero del alba.
Secuestró a Ganimedes, Céfalo, Clito y Titono para que fueran sus amantes y Afrodita padeció por culpa de ella porque la encontró en la cama con Ares. Pero la bella diosa no fue correspondida por el titán Orión, por el que sentía mucha pasión.
De los amantes que tuvo, Titono fue el más cercano y fiel. Cuando Zeus le robó a Ganimedes para que fuese su copero, Eos le pidió que hiciese inmortal a Titono, pero olvidó pedir la eterna juventud. Titono vivió por tanto para siempre pero se hizo más y más anciano, convirtiéndose finalmente en un grillo.
L'Aurore et Céphale (1733) por François Boucher
Según Hesíodo, Titono y Eos tuvieron dos hijos, Memnón y Ematión. Memnón luchó junto a los troyanos en la Guerra de Troya y fue muerto. Su imagen con Memnón muerto sobre sus rodillas, como Tetis con Aquiles e Isis con Osiris, fue el icono que inspiró la Pietà cristiana.
El rapto de Céfalo tenía un atractivo especial para el público ateniense debido a que éste era un muchacho de la ciudad, por lo que este elemento mítico apareció frecuentemente en las vasijas pintadas áticas y fue exportado con ellas. En los mitos literarios Eos raptó a Céfalo cuando éste estaba cazando y lo llevó a Siria. Pausanias fue informado de que la secuestradora de Céfalo fue Hemera, la diosa del día. Aunque Céfalo ya
estaba casado con Procris, Eos tuvo tres hijos con él, incluidos Faetonte y Héspero. Pero entonces Céfalo empezó a añorar a su esposa, provocando que una contrariada Eos lo devolviese con ella y lo maldijese. En el relato de Higino se cuenta que Céfalo mató accidentalmente a Procris algún tiempo después al confundirla con un animal mientras cazaba; en Las metamorfosis de Ovidio, Procris, celosa, estaba espiándolo y le oyó cantar al viento, Aura, pero creyó que era una serenata a su antigua amante Aurora.

sábado, 14 de junio de 2014

El 11 ideal de la Historia futbolística de Roma

Ante el reciente comienzo del Mundial de Brasil, nos ha parecido interesante escribir algo sobre un equipo de “jugadores” romanos, formado por los emperadores o por personas importantes a lo largo de su historia. Este es nuestro 11 ideal:

Portero: Vespasiano.

Defensas: los Hermanos Graco, Cicerón y Escipión.

Mediocentros: Espartaco, Augusto y Julio César.

Delanteros: Calígula, Trajano y Nerón.

Después de hacer esta pequeña introducción con el 11 titular, vamos con una breve explicación de cada jugador:

Vespasiano: El emperador romano desde el 69 al 79 d. C. impondrá calma a sus jugadores desde la portería. Si supo calmar las cosas tras el año de los tres emperadores, ¿por qué no puede hacer un buen Mundial?

Hermanos Graco: Los dos hermanos ocuparán los laterales, ejerciendo un gran desgaste para defender su reforma de la defensa romana. No son muy queridos por la afición, que les matará en cualquier despiste. De nada les servirá ser tribunos de la plebe.

Cicerón: Convencerá a los atacantes rivales para que no marquen goles. Con sus argumentos, el cónsul romano en el año 63 a. C., conseguirá la nacionalización romana de Arquias, que aportará al equipo grandes dotes de poesía.

Escipión: Se inventará alguna estratagema para que los jugadores rivales no puedan ver claramente la portería. Los atacantes rivales le temen, sobre todo el cartaginés Aníbal.

Espartaco: Al contrario que en la vida real, intentará parar la revolución que han emprendido algunos jugadores suplentes, para no ir convocados nunca más por la selección.

Augusto: En la selección desde muy pequeño. César le reconvirtió al mediocentro hace un par de años. Ganará la batalla por el puesto de mediocentro a su archienemigo Marco Antonio.

Julio César: El mejor jugador, con el 10 a la espalda. El partido se mueve al ritmo que Julio quiere. Tras una pequeña revuelta con Pompeyo, consiguió echar a este y hacerse con el control del equipo.

Calígula: Veloz y rápido, como su caballo el senador. Los jugadores rivales le temen por el pequeño rumor de su locura, sobre todo en los últimos años.

Nerón: Con su arpa y su voz duerme a los defensas rivales para que le resulte más fácil marcar. A veces lleva mechero.

Trajano: Con este jugador llegarán los mayores éxitos de la selección, al igual que pasó durante su imperio en Roma.

sábado, 24 de mayo de 2014

El teatro latino

El teatro era el único género literario que en la época de la helenización de la cultura latina existía ya, de alguna manera, en Roma con una rica tradición popular. El carácter itálico se distinguía por una tendencia a la chanza, a lo grotesco y a lo mordaz que desde antiguo se plasmaba en representaciones improvisadas de gran raigambre popular. Sin embargo, el origen del teatro y de las representaciones dramáticas regladas debe vincularse a la helenización general de la cultura romana tras la primera guerra púnica. El teatro es el más claro ejemplo, aunque no el único, de la habilidad de la civilización romana para apropiarse de manifestaciones artísticas de otros pueblos impregnándolas de su propio espíritu.
En la denominación que la literatura latina utiliza para las obras dramáticas o teatrales no se habla de tragedias y comedias; el término habitualmente utilizado para cualquier tipo de representación teatral es "fabula". La distinción entre unas formas dramáticas y otras se basa más bien en el origen del asunto tratado y en la caracterización de los personajes en escena. No obstante, la tragedia suele presentar como protagonistas a dioses o héroes por lo que su tono es solemne y su lenguaje elevado; en cambio, la comedia se ocupa del hombre de la calle por lo que el lenguaje que utilizan los actores es desenfadado y grosero. Se distinguían así los siguientes tipos de dramas: 
Teatro de Mérida

TRAGEDIA 


Fábula crepidata o coturnata: Tragedia de asunto griego; se caracterizaba porque los actores usaban el "coturno" o bota alta característica de los actores trágicos griegos.  Fábula praetexta: tragedia cuyo tema se basa en la leyenda o en la historia romana. Toma el nombre de la toga orlada que llevaban los hombres ilustres en Roma. 

COMEDIA 


  • Fabula palliata: comedia latina de asunto griego. Recibía este nombre porque los actores se cubrían con el "pallium" o manto griego.
  • Fabula togata: comedia sobre temas y personajes romanos. Los actores vestían la toga. 


Tampoco existió en Roma en los primeros tiempos una especialización de los dramaturgos en trágicos y cómicos. Los iniciadores del género, Livio Andrónico y Nevio, escribieron indistintamente obras de argumento trágico y cómico, sólo a partir de Plauto se observa una tendencia a ceñirse a uno de los géneros. 



Los distintos tipos dramáticos (tragedia y comedia) tuvieron desigual suerte en su desarrollo, conservación y transmisión. La tragedia se cultivó con cierta asiduidad entre el 240 y el 90 a. C., fecha en que muere Accio, el último trágico de la época de la República. Sin embargo, conocemos poco de esta actividad dramática: los nombres de varios autores -Ennio, Pacuvio y Accio-, y algunos títulos y fragmentos. A partir de este momento la tragedia decayó y no se tiene noticia de ninguna tragedia en el último siglo de la República. En la época del imperio el gusto del pueblo por los espectáculos circenses y por el mimo relegó la producción dramática, y más concretamente la de asunto trágico, a los círculos intelectuales donde era recitada; se cargan así las tragedias de ese tono retórico característico de la mayor parte de la literatura de la época de Claudio y Nerón. De este período conservamos las tragedias escritas por Séneca el Filósofo, únicas que nos han llegado completas y entre las que se incluye una fabula praetexta, titulada Octavia, que no se puede asegurar que sea obra suya. 
La comedia latina de asunto griego o fabula palliata está en cambio magníficamente documentada en las obras de los dos grandes cómicos de los primeros siglos de la República: Plauto y Terencio. La comedia dejó prácticamente de escribirse y representarse en el siglo I a. de C., ante la competencia del mimo que había ido evolucionando hacia un tipo de farsa licenciosa, con gran número de personajes y que llegó a ser extraordinariamente popular. 
Aunque la mayor parte de las obras dramáticas que nos han llegado son traducciones o adaptaciones de los originales griegos, sobre todo de Menandro, la libertad en el trabajo de adaptación de los autores latinos es total. Los autores latinos no sólo introducen situaciones nuevas y referencias a su momento histórico, sino que también utilizan en una misma obra argumentos de distintos originales griegos e incluso escenas de autores distintos. Este procedimiento se conoce con el nombre de contaminatio y es particularmente visible en las comedias de Plauto y Terencio. 
Según la tradición las primeras representaciones dramáticas en Roma se deben a Livio Andrónico (c.284/204 a. de C.), esclavo de Tarento, a quien se le encargó, en el 240 a. C., la puesta en escena de una tragedia y una comedia traducidas del griego para celebrar los "ludi Romani" con motivo del final de la primera guerra Púnica.
Sabemos que otros autores como Nevio, Ennio y Accio y Pacuvio, sobrino de Ennio, también escribieron dramas latinos pero sólo han llegado hasta nosotros las comedias de Plauto y Terencio y las tragedias de Séneca.

PLAUTO (s. III- II a. C.) nació en Sarsina, ciudad de Umbria, sobre su vida tenemos datos poco fiable, la mayor parte de las informaciones que tenemos proceden de Varrón (erudito del siglo I a. C., que dedicó grandes esfuerzos a llevar alguna claridad sobre las circunstancias de la vida del poeta umbro). Se sabe que en su juventud trabajó en el entorno de compañías dramáticas y que se dedicó al comercio pero que fracasó; como consecuencia del endeudamiento provocado por su actividad comercial se vio forzado a trabajar como esclavo en un molino. En esta situación escribe tres comedias que obtienen un rápido éxito. Fue el más popular de los autores de comedias y dominó absolutamente la escena romana desde el 215 a. de C., fecha de su primer éxito escénico, hasta el 184 a. C., año de su muerte o, al menos, de su última representación. De las 130 obras que conocemos con su nombre sólo 21 se consideran auténticas. Éstas las conservamos aunque no todas completas.
Las comedias de Plauto son todas palliata: Amphitruo, Asinaria, Aulularia, Captivi, Curculio, Casina, Cistellaria, Epidicus, Bacchides, Mostellaria, Menaechmi, Miles Gloriosus, Mercator, Pseudolus, Poenulus, Persa, Rudens, Stichus, Trinummus, Truculentus y Vidularia, ésta última está en estado muy fragmentario. Sus personajes suelen ser: el joven enamorado, el esclavo astuto, el viejo verde, la matrona estirada… El mismo nombre de los personajes suele ser parlante, es decir nos describe las cualidades físicas o morales de quienes lo llevan por ejemplo: Estáfila, Pseudolo…Y el argumento suele ser siempre muy similar: un joven rico se enamora de una esclava pero no tiene dinero para comprarla así que su esclavo decide ayudar al amo a cambio de su libertad. Con toda clase de engaños el esclavo consigue el dinero para su amo. El final siempre es feliz y se descubre que la joven esclava no es tal, sus padres acaban por reconocerla gracias a alguna marca del cuerpo o algún objeto personal.
La finalidad última del teatro plautino es divertir: pretende conseguir un efecto cómico en cada escena, aunque para ello tenga que sacrificar la lógica interna de la acción. Para lograr el efecto cómico deseado no le importa al autor caer en contradicciones, anacronismos e incongruencias; la caracterización de los personajes es a veces extravagante y las situaciones se alargan frecuentemente más allá de lo verosímil, Todo ello contribuye a dar a las comedias de Plauto un carácter fantasioso que es su principal virtud y que las convierte en intemporales.
Las obras dramáticas suelen ir precedidas de un prólogo en el que alguien (que puede ser un personaje, o alguien disfrazado de dios…) cuenta el argumento e intenta ganarse la atención y el aplauso del público. A menudo se incluyen también dos argumentos, uno de ellos en acrósticos y después la obra dividida en cinco actos y éstos en escenas.

TERENCIO: de origen cartaginés, llegó a Roma como esclavo y fue comprado por el senador Terencio Lucano que después lo manumitió y le dio su nombre según la costumbre. Consiguió entrar en el círculo de influencia de los Escipiones, murió joven. De él sólo se conocen las seis comedias que se nos han conservado completas: Andria (la muchacha de Andros), Hecyra (la suegra), Heautontimorumenos (el atormentador de sí mismo), Eunuchus (el eunuco), Phormio (Formión) y Adelphoe (los hermanos).

Las comedias de Terencio tal y como nos han llegado incluyen antes de los cinco actos una didascalia (conjunto de notas que aportan información adicional sobre el autor, el título original griego, los personajes, el lugar y fecha de representación…) y una períoca (resumen del argumento en doce versos) pero ninguna de las dos cosas fueron añadidas por Terencio sino que son muy posteriores. Lo que sí añadió Terencio son los prólogos que a diferencia de los de Plauto no estaban destinados a agradar al público sino a defenderse del ataque de sus enemigos.

Las comedias de Terencio también se diferencian de las de Plauto de la intención pues Terencio no busca la risa fácil de su público sino que intenta educar, su tono es más solemne y su vocabulario más cuidado tal vez por eso Terencio no tuvo tanto éxito como Plauto. Su comedia Hecyra tuvo que pasar por tres intentos de estreno hasta conseguir que se representara. Aunque los personajes son los mismos, Terencio no rompe la jerarquía social, sus esclavos respetan a los amos, los padres se preocupan por sus hijos…

Una de las principales diferencias entre la tragedia griega y la romana es que la griega estaba escrita para ser representada no leída y, en cambio, con la romana ocurría justo lo contrario. Como ya se ha indicado la tragedia comienza en Roma después de la conquista de Tarento en el año 272 a. C., que supuso a su vez la "conquista" de Roma por la cultura griega, según recoge el célebre verso de Horacio: Graecia capta ferum victorem cepit. Desde esta época hubo poetas que tradujeron o vertieron al latín dramas griegos. Se piensa generalmente que la tragedia no alcanzó nunca en Roma la popularidad que lograron la comedia y otras formas escénicas. Quizá la razón de esta opinión generalizada resida en que sólo nos quedan escasos fragmentos de las tragedias de la época republicana y su carácter retórico los hace poco atractivos. Pero lo cierto es que la tragedia tuvo una larga vida en Roma; se siguió representando por espacio de más de doscientos años y los romanos de la época clásica conocían y apreciaban a Ennio, Pacuvio y Accio como grandes trágicos. 

Durante los primeros años del principado de Augusto se confirma la tendencia a la desaparición de la tragedia y de otras formas de drama literario con pretensiones escénicas. Ya en gran parte del último siglo de la República se había constatado la ausencia de obras nuevas para su representación. Por otra parte, el paso del tiempo había dado lugar a cambios tanto en el estilo como en los gustos literarios, lo que hacía que las obras de los tragediógrafos republicanos parecieran cada vez más arcaicas y rudas a medida que pasaba el tiempo. El público romano, menos cultivado que el griego, mostraba preferencia por los espectáculos circenses y, dentro de los espectáculos escénicos, el mimo, las atelanas y las pantomimas sustituyeron a las obras dramáticas de mayor valor literario. De esta forma en el siglo I d. C. la tragedia se convierte en un ejercicio literario dedicado exclusivamente al recitado y la lectura en círculos literarios e intelectuales. La última representación de una tragedia nueva de la que se tenga noticia oficial tuvo lugar en el año 29 a. C; se trata de la puesta en escena del Thiestes de Lucio Varo Rufo promovida por el propio Augusto para celebrar su victoria en Actium. Algo más tarde tenemos noticias de una segunda tragedia del poeta Ovidio titulada Medea. Ambas obras de la época augústea se han perdido completamente y sólo conocemos los títulos y referencias de los estudiosos de los géneros literarios como Quintiliano. 
Las 10 únicas tragedias que conservamos son de esta época y se nos han transmitido bajo el nombre de Séneca.

SÉNECA: la tradición dice que nació en Córdoba de donde era su familia, era hijo de Séneca el retor. Lo que sabemos de su vida procede en gran parte de sus obras. Su formación fue variada, rica y abierta. Adaptó como suya la filosofía estoica hasta el final de sus días. Su salud siempre fue débil. El emperador Claudio lo desterró a Córcega pero Agripina lo mandó llamar y lo nombró preceptor de su hijo Nerón. Fue tutor y consejero de Nerón hasta que éste le obligó a suicidarse acusándolo de participar en el complot que Pisón había organizado en su contra. No tenemos datos fiables sobre la fecha en que Séneca escribió sus tragedias pero se cree que las escribió antes que sus tratados filosóficos. Sus fábulas coturnatas son: Hércules enfurecido, las troyanas, las fenicias, ésta nos ha llegado incompleta, Medea, que es quizás la más conocida de todas, Fedra, Edipo, Agamenón, Tiestes, Hércules Oetano, de dudosa atribución y la "praetexta", titulada Octavia. A Séneca le gustaba recargar sus tragedias de patetismo y efectismo, destierra completamente la influencia de los dioses por considerar, fiel a su moral estoica, que el hombre es dueño de su propio destino.

viernes, 23 de mayo de 2014

Instituciones de la República Romana: Las Magistraturas

En una entrada anterior comenzamos ya a hablar de las instituciones de la República Romana, centrándonos en los comicios. En esta entrada continuaremos tratando el tema de las instituciones republicanas, que como ya dijimos, eran los Comicios, las Magistraturas y el Senado, instituciones que formaban todo el sistema constitucional romano durante la época republicana. En esta entrada hablaremos de las Magistraturas.
Durante el periodo republicano, los magistrados eran funcionarios ejecutivos, elegidos por el pueblo romano reunido en los Comicios. Cada magistrado era investido de un grado de poder, (en latín maior potestas e imperium). Cualquier magistrado podía vetar una decisión de un magistrado con igual o menor poder.
El poder de un magistrado se veía reflejado en varios signos externos, el más importante de ellos eran los lictores, guardaespaldas que acompañaban a los magistrados y portaban los fasces, símbolos de autoridad formados por un haz de treinta varas unidas a un hacha. Según el imperium de un magistrado le acompañaban más o menos lictores, un número que podía variar también según se encontrara dentro o fuera del pomerium (las fronteras tradicionales y sagradas de Roma, dentro de los cuales los magistrados no tenían poder absoluto).
Los magistrados se dividían en Magistraturas extraordinarias y Magistraturas ordinarias. Estos últimos se dividían en Magistraturas mayores, elegidas por los Comicios Centuriados; y Magistraturas menores, elegidas por los Comicios tribunados. El tribuno de la plebe y el edil plebeyo no eran considerados en sí magistrados, pues eran elegidos solo por la plebe, por lo que no serán tratados aquí. Las magistraturas ordinarias eran:
  • Cónsules: eran la más alta de las magistraturas ordinarias, la de mayor imperium. En los primeros tiempos de la República, tras la mítica expulsión del rey Lucio Tarquinio el Soberbio, los cónsules eran llamados pretores, eran elegidos por los Comicios Curiados y eran la única magistratura existente, depositaria de los poderes del rey. Más tarde fueron llamados cónsules y pasaron a ser elegido por los Comicios Centuriados, a la vez que perdían poderes a favor de nuevas magistraturas. Los cónsules eran dos, elegidos para el periodo de un año, y se alternaban en sus funciones cada mes. Ambos cónsules tenían poder de veto sobre las decisiones de su colega. Si un cónsul moría o era depuesto, se elegía un cónsul sufecto para completar el mandato. Los cónsules tenían amplias funciones administrativas, legislativas y judiciales en tiempos de paz, y en tiempos de guerra tenían el mando militar más alto. Los cónsules también leían augurios, algo esencial para dirigir un ejército. Tenían derecho a doce lictores (seis dentro del pomerium), a sentarse en una silla curul y a llevar la toga pretexta
  • Pretores: eran la segunda magistratura ordinaria de mayor imperium. Fueron creados como ayudantes de los cónsules, por lo que fueron elegidos para el mismo periodo de un año y en los mismos Comicios Curiados que los cónsules. Su número fue aumentando con el tiempo, pero cada pretor tenía una función distinta, que se sorteaba entre los pretores elegidos tras su elección. Su función principal fue la de administrar justicia y presidir los juicios. Cuando ambos cónsules se encontraban fuera de Roma, los pretores tomaban en roma las funciones del cónsul. Tenían derecho a la silla curul y a la toga pretexta, como el cónsul, y a seis lictores (dos en el pomerium).
  • Censores: eran los encargados de elaborar el censo y de supervisar la moral pública. No tenían imperium, y por lo tanto no tenían ningún poder oficial, pero sin embargo era la magistratura más prestigiosa. Superaban a todas las magistraturas ordinarias, a causa de su prestigio. Sus acciones no podían ser vetadas por ningún magistrado, solo por los tribunos de la plebe. Eran elegidos por los Comicios Curiados para un periodo inicialmente de cinco años y después de dieciocho meses, y solo los antiguos cónsules eran elegidos censores. El poder del censor provenía de su control sobre el censo, un ámbito en el que no eran limitados por nadie. Los censores realizaban el censo de ciudadanos y propiedades, y podían dejar a alguien fuera de la lista de ciudadanos, cambiar de tribu a un ciudadano, vender sus propiedades, castigarles por mala conducta, falta a los deberes civiles, etc. Su papel como guardianes de la moral era muy reverenciado. Además, eran los censores los que llevaban las listas de senadores, y podían expulsar senadores, por mala conducta. Los censores, al no tener imperium, no tenían derecho a lictores.
  • Ediles curules: eran los oficiales encargados de los asuntos internos de Roma, principalmente el mantenimiento de los edificios públicos, la organización de las fiestas y los juegos públicos, y el mantenimiento del orden público, con funciones similares al de un jefe de policía. Los ediles curules eran dos, elegidos anualmente por los Comicios tribunados, y compartían sus funciones con dos ediles plebeyos. Tenían derecho a dos lictores. El puesto de edil curul era visto por los jóvenes políticos como una forma de organizar grandes juegos y así ganar popularidad de cara a otras elecciones.
  • Cuestor: eran los magistrados encargados de las finanzas y de la supervisión del erario y la hacienda pública. Eran el escalón más bajo de la carrera política (cursus honorum), la elección a la cuestura daba a los jóvenes políticos derecho automático a entrar en el Senado. Eran elegidos por los Comicios tribunados cada año. En sus funciones eran asistidos por los escribas que hacían el trabajo real de contabilidad. En el tesoro del templo se depositaba, además del dinero, las leyes aprobadas. Por otro lado, las magistraturas extraordinarias se elegían en los momentos de crisis, con poderes extraordinarios:
  • Dictador: era una magistratura nombrada en momentos de crisis, cuando eran necesarios poderes extraordinarios. Eran elegidos por el Senado mediante un Senatus cunsultum, por un periodo de seis meses, y tenían el máximo imperium. Durante este periodo, el dictador tenía plenos poderes e inmunidad total por sus acciones, podía gobernar por decreto, alterar el derecho según le pareciera, y cambiar las leyes sin necesidad de aprobación de los Comicios. Al contrario que los otros magistrados, no podía ser juzgado por ninguna de sus acciones después de que su mandato expirara. Desde el punto de vista legal, sus acciones nunca habían existido. Los dictadores tenían derecho a una escolta de veinticuatro lictores (doce en el pomerium, aunque no siempre se respetaba), la misma que tenían los reyes antes de la expulsión de Tarquinio el Soberbio. Dictadores conocidos fueron Lucio Cornelio Sila y Cayo Julio César.
  • Magister equitum: junto al dictador siempre había un magister equitum que servía como el oficial de más alto rango del dictador, y su lugarteniente. El nombramiento del magister equitum se dejaba al dictador, a no ser que el Senatus consultum especificara quién debía ser el magister equitum. Se le concedía el imperium de un pretor, por lo que tenía derecho a seis lictores, pero en ausencia del dictador en Roma se convertía en su representante, y tomaba todas sus facultades.


lunes, 28 de abril de 2014

Música en la Antigua Roma

Roma no aportó demasiado a la música griega, ya que, aunque conquistaron sus territorios, la cultura griega siempre fue más importante. Eso sí, los romanos adaptaron la música griega a su carácter. Parece ser que el estado o los propios mandatarios romanos no estaban de acuerdo en valorar la música, algunos la condenaban y decían que había que tocar poco y con moderación, tal es el caso de Tulio Cicerón.

Los virtuosos de la música eran respetados y considerados en todo el Imperio. Estudiaban bajo la tutela de memorables maestros; debían llevar una vida metódica y sana; realizaban giras de conciertos por el Imperio y recibieron pagos importantes y numerosas familias patricias continuaron la práctica que se había iniciado con los famosos Gracos, Tiberio y Cayo Sempronio hacia el 110 a.C., de enviar a sus hijos a las escuelas de música y de danza.
Entre estos virtuosos, destacaban los griegos cómo: Terpnos, gran citarista (maestro de Nerón), Polón y Mesomedes de Creta, entre otros. En el origen de Roma, aparecen los ludiones, actores de origen etrusco que bailaban al ritmo de las tibiae, un tipo de oboe,instrumento parecido al aulós griego, a veces acompañado de canto vocal.
  Durante el reinado de Servio Tulio (578-534 a.C), sexto rey de Roma, fueron instituidos los Grupos de músicos en las Legiones Romanas. Se establecieron así, los Cornicem (tocadores del Cornu) y los Tubicem (tocadores de la Tuba).  Tenían graduación de suboficiales del ejército, lo mismo que los abanderados. Posteriormente, hacia el año 400 a.C., estos grupos militares y ceremoniales romanos estarán integrados por flautas, cornos y trompetas de muy variadas formas y tamaños e instrumentos peculiares como la flauta Siringa (Syrinx) y el Lituo (Lituus) o trompeta curva.
 Lucio Cornelio Sila (138-80 a.C) tuvo entre sus servidores al rico liberto Crisógono, el cual contaba entre sus propios esclavos a un gran número de instrumentistas y cantantes que se encargaban diariamente de mantener un permanente ambiente musical en su residencia. En general muchos esclavos eran entrenados como músicos.
Según el historiador Paul Henry Láng, el emperador Calígula escuchaba música de orquesta, mientras navegaba por la bahía de Nápoles. (Pompeya) y Nerón , además de exhibir sus propias cualidades de citarista, implantó en el año 60 los Festivales Sagrados, en ellos la música cumplía un importante papel. Más tarde , el emperador Tito Flavio Domiciano estableció los Juegos Capitolinos, en los cuales se premió la actuación de instrumentistas, músicos, cantores y poetas. Convirtiéndose así la música en espectáculo .
 En tiempos del Emperador César Augusto (63 a.C-14 d.C.), el Aulos, instrumento heredado de los griegos, aumentó sus dimensiones y llegó a ser un instrumento del tamaño similar al de las tubas. Y el historiador Ammiano Marcelino (340-400 d.C.), nos habla del uso, de grandes liras que debían transportarse en carros. Y también aumentó el número de ejecutantes, de manera que formaban conjuntos de músicos impresionantes, tradición que ya existía en Egipto.    
Los autores más famosos fueron Plauto, cuyas obras más conocidas son Anfitrión,Los Cautivos,  El Cartaginés y los Menaecmi,   y Terencio que escribió Andria, Los Hermanos, Formión… que dieron a la música vocal, sobre todo, un papel fundamental en sus obras. En la tragedia, el principal autor fueSéneca. Entre las obras del filósofo quedaron 14 tragedias, Medea, Las Troyanas y Agamenón son algunos de los títulos.

miércoles, 23 de abril de 2014

Origen y Evolución del Castellano

Inicio del castellano

En la lengua castellana están presentes las influencias de los países y culturas que se relacionan con España desde la antigüedad. Nuestra lengua surgió en una región de Cantabria llamada Castilla, debido a que allí se habían construido varios castillos fortificados. Sus primeros habitantes fueron los tartesios, los vascos, los iberos y los celtas, cada uno con independencia política y lingüística.
Cuando los griegos entraron en contacto con la península, encontraron una raza mediterránea a la que llamaron iberos, del nombre iber (ebro) y a su territorio le dieron el nombre de iberia.
En el año 218 antes de Cristo comenzó la invasión romana, los romanos pretendían desalojar a los cartaginenses e incorporar los territorios hispanos al imperio romano.

El latín

Nuestra lengua, el castellano, deriva del latín vulgar que se hablaba en el antiguo imperio romano desde fines del siglo 3 antes de Cristo. Esta expresión latín vulgar no indica vulgaridad, sino que era hablado por el vulgo o pueblo, es decir por soldados, colonos, comerciantes, obreros, etc., y a diferencia del latín clásico literario que se usaba para escribir.

Clases del latín

El latín era el idioma oficial de los romanos, se distinguían dos formas:
  • El latín culto: empleado por los nobles, los patricios y los ciudadanos ilustrados o doctos; este es el latín en el que se escriben las grandes obras de la literatura romana.
  • El latín vulgar: usado por el pueblo, los soldados; este fue el latín que llegó a España y entró en difusión con los dialectos ibéricos; no se escribía ni se hablaba.

La Hispania romana

Evolución del latín españolizado

Antes de la ocupación por los romanos de la península ibérica se hablaban diversas lenguas: ibérica, tartesia, vasca, celta...
En el año 218 antes de Cristo, comenzó la invasión romana de territorios. Se fue produciendo una generalización del uso del latín y la desaparición de todas las lenguas prerromanas a excepción del vasco, el cual, a pesar de recibir una gran influencia del latín, perduró. Este latín vulgar hablado por los soldados, colonos y comerciantes que vinieron a Hispania formó con el tiempo la base de lo que es hoy el español. Sin embargo, las lenguas prerromanas dejaron palabras que aún perduran en el castellano actual, por ejemplo barro, vega, carrasca, etc. Junto con el latín llegaron a la península numerosas voces griegas. Incluso en la actualidad se sigue recurriendo a las raíces griegas para crear nuevos términos (helicóptero, telemático). Existen palabras de origen griego: huérfano, escuela, cuerda, gobernar, etc.
En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos (vándalos, suevos y alanos) atravesó los Pirineos e invadió Hispania. La invasión de estos pueblos germánicos acelero el proceso de diferenciación entre la lengua romance (hablada por el pueblo llano cuyo origen es el latín) y el latín, que seguía siendo la lengua utilizada para redactar las leyes. Podemos citar las siguientes palabras de procedencia germánica: guerra, robar, ganar, estribo...
A comienzos del siglo VIII, en el año 711 los musulmanes cruzaron el estrecho de Gibraltar y debido a la debilidad del reino visigodo, en el 718 ya tenían bajo su poder toda la franja norte. Durante los siguientes siete siglos coexistieron musulmanes y cristianos. La frontera entre estas dos culturas no era estable, hubo múltiples conquistas y reconquistas, épocas de paz y de guerra. La lengua romance recibió un importante influjo del árabe, las palabras que proceden del árabe son, por ejemplo, tambor, acequia, azafrán, azucena, taza, jarra, etc. Los cristianos formaron distintos núcleos aislados de la resistencia del norte. En estas regiones, con difíciles comunicaciones entre sí, el latín evolucionó de distintas maneras, y así se formaron distintas lenguas: el gallego, el catalán, el castellano...

El latín con la invasión bárbara

Así pues mientras el imperio romano se mantuvo intacto y poderoso, a su unidad política correspondió la unidad lingüística. El latín vulgar era la única lengua que imperaba en el siglo V. Las tribus bárbaras del norte, que hasta entonces habían ido penetrando pacíficamente, son empujados por el avance feroz del asiático Atila, se precipitan sobre el imperio ya decadente y lo invaden y quebrantan. Se rompe la unidad política, la barbarie y la incultura se enseñorean en las tierras conquistadas. Los caminos construidos por los romanos son abandonados y las provincias pierden contacto entre sí. A eso se suman las diferencias entre los hombres que se derraman por el imperio: francos, borgoñones, alanos, suevos, ostrogodos, visigodos, etc.
Como la cultura de los conquistadores es inferior y sus lenguas son diversas, no logran, en general, imponer un idioma. Los nativos siguen hablando latín vulgar en gran parte del imperio. Al ignorarse unos pueblos a otros, las diferencias van haciéndose cada vez mayores.
Cada vez difiere más el latín vulgar hablado en Galia del que se habla en la península ibérica. Llega el momento en que de una sola lengua madre han nacido varias lenguas hermanas - lenguas romances: el rumano, el italiano, el francés, el castellano, el portugués, el sardo y el catalán.

lunes, 7 de abril de 2014

Instituciones de la República Romana: Los comicios

La República Romana, fundada, según cuenta Tito Livio, tras la revuelta instigada por Lucio Junio Bruto y Lucio Tarquinio Colatino que expulsó a Tarquinio el Soberbio y a la familia real de Roma en el 509 a.C., fue lo que podíamos llamar el primer experimento constitucional de la historia, si dejamos de lado a Grecia. Roma se convirtió, con el paso del tiempo, en un sistema constitucional con poderes y contrapoderes que buscaba evitar, principalmente, la tiranía de los reyes, y que duró desde su fundación hasta el año 27 a.C., cuando Octaviano recibió del Senado los títulos de “Princeps” y “Augusto”.
Este sistema constitucional se asentaba sobre una serie de instituciones que se controlaban entre sí. Estas eran el Senado, los Comicios y las Magistraturas. En esta entrada hablaremos de los Comicios, para hablar posteriormente de las magistraturas y del Senado.
Comicios: eran reuniones de todo el pueblo romano, que poseían oficialmente el poder legislativo, aunque fueron sometidos a fuertes controles por parte del Senado. Las votaciones se realizaban por bloques de ciudadanos, en las que cada ciudadano votaba qué voto daría su bloque, y cada bloque daba un voto en los comicios. Según como se reunieran los ciudadanos podían ser Curiados, Centuriados o Tribunados. Un caso aparte era el Consejo de la Plebe:

  • Comicios Curiados: eran los más antiguos de los Comicios de Roma, pues ya existían durante la época de los reyes. Los ciudadanos se reunían en treinta Curias, a las que pertenecía por la pertenencia a una familia específica. En estos Comicios todos los ciudadanos tenían voz, pero solo los patricios tenían voto. Poco después de la fundación de la República, sus poderes fueron trasladados a los Centuriados y a los Tribunados, aunque siguió poseyendo algunos poderes simbólicos. Aprobaba las leyes, elegía a los cónsules, únicos magistrados del momento, y llevaba casos judiciales.
  • Comicios Centuriados: en estos Comicios los ciudadanos se reunían en divisiones llamadas centurias, que inicialmente eran cien y posteriormente llegarían a 197. Cada centuria tenía un voto en los Comicios, y cada ciudadano pertenecía a una centuria de acuerdo a cuanta propiedad poseía, de más rico a más pobre. La votación comenzaba siempre con las centurias más ricas, y en cuanto se había llegado a la mayoría de votos de todas las centurias la votación acababa, aunque no hubieran votado todas las centurias. Por ello las centurias más pobres generalmente no votaban, porque las más ricas habían alcanzado ya la mayoría. Sus funciones eran aprobar ciertas leyes, declarar la guerra, elegir a las Magistraturas mayores (los cónsules y pretores cada año, los censores cada cinco) y llevar los asuntos judiciales más importantes. Eran presididas por un cónsul o, a veces, por un pretor, que se sentaba en una silla curul como símbolo de su autoridad.
  • Comicios tribunados: en estos Comicios los ciudadanos se reunían y votaban por divisiones llamadas tribus, según la localización geográfica de su domicilio. Había treinta y cinco tribus, cuatro urbanas y treinta y una rurales. Cada tribu tenía un voto en los comicios, y la mayoría de votos ciudadanos dentro de una tribu decidía el voto de dicha tribu. Eran los más democráticos de los Comicios, pues representaban a patricios y plebeyos sin importar sus propiedades. Sus funciones eran elegir las Magistraturas menores (cuestores y ediles curules) y llevar asuntos judiciales. Eran presididos por un cónsul o por un pretor.

Cayo Sempronio Graco, tribuno de la plebe, dirigiéndose al Consejo de la plebe

  • Consejo de la plebe: era idéntico a los Comicios tribunados, con la diferencia de que únicamente participaban y votaban los plebeyos. Sus principales funciones eran elegir a los tribunos de la plebe y a los ediles plebeyos. Eran convocados y presididos por los tribunos de la plebe. Las decisiones del Consejo de la plebe se llamaban plebiscitos, y a partir del año 289 a.C. estos tomaron fuerza de ley, sin necesidad de aprobación del Senado.