miércoles, 23 de abril de 2014

Origen y Evolución del Castellano

Inicio del castellano

En la lengua castellana están presentes las influencias de los países y culturas que se relacionan con España desde la antigüedad. Nuestra lengua surgió en una región de Cantabria llamada Castilla, debido a que allí se habían construido varios castillos fortificados. Sus primeros habitantes fueron los tartesios, los vascos, los iberos y los celtas, cada uno con independencia política y lingüística.
Cuando los griegos entraron en contacto con la península, encontraron una raza mediterránea a la que llamaron iberos, del nombre iber (ebro) y a su territorio le dieron el nombre de iberia.
En el año 218 antes de Cristo comenzó la invasión romana, los romanos pretendían desalojar a los cartaginenses e incorporar los territorios hispanos al imperio romano.

El latín

Nuestra lengua, el castellano, deriva del latín vulgar que se hablaba en el antiguo imperio romano desde fines del siglo 3 antes de Cristo. Esta expresión latín vulgar no indica vulgaridad, sino que era hablado por el vulgo o pueblo, es decir por soldados, colonos, comerciantes, obreros, etc., y a diferencia del latín clásico literario que se usaba para escribir.

Clases del latín

El latín era el idioma oficial de los romanos, se distinguían dos formas:
  • El latín culto: empleado por los nobles, los patricios y los ciudadanos ilustrados o doctos; este es el latín en el que se escriben las grandes obras de la literatura romana.
  • El latín vulgar: usado por el pueblo, los soldados; este fue el latín que llegó a España y entró en difusión con los dialectos ibéricos; no se escribía ni se hablaba.

La Hispania romana

Evolución del latín españolizado

Antes de la ocupación por los romanos de la península ibérica se hablaban diversas lenguas: ibérica, tartesia, vasca, celta...
En el año 218 antes de Cristo, comenzó la invasión romana de territorios. Se fue produciendo una generalización del uso del latín y la desaparición de todas las lenguas prerromanas a excepción del vasco, el cual, a pesar de recibir una gran influencia del latín, perduró. Este latín vulgar hablado por los soldados, colonos y comerciantes que vinieron a Hispania formó con el tiempo la base de lo que es hoy el español. Sin embargo, las lenguas prerromanas dejaron palabras que aún perduran en el castellano actual, por ejemplo barro, vega, carrasca, etc. Junto con el latín llegaron a la península numerosas voces griegas. Incluso en la actualidad se sigue recurriendo a las raíces griegas para crear nuevos términos (helicóptero, telemático). Existen palabras de origen griego: huérfano, escuela, cuerda, gobernar, etc.
En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos (vándalos, suevos y alanos) atravesó los Pirineos e invadió Hispania. La invasión de estos pueblos germánicos acelero el proceso de diferenciación entre la lengua romance (hablada por el pueblo llano cuyo origen es el latín) y el latín, que seguía siendo la lengua utilizada para redactar las leyes. Podemos citar las siguientes palabras de procedencia germánica: guerra, robar, ganar, estribo...
A comienzos del siglo VIII, en el año 711 los musulmanes cruzaron el estrecho de Gibraltar y debido a la debilidad del reino visigodo, en el 718 ya tenían bajo su poder toda la franja norte. Durante los siguientes siete siglos coexistieron musulmanes y cristianos. La frontera entre estas dos culturas no era estable, hubo múltiples conquistas y reconquistas, épocas de paz y de guerra. La lengua romance recibió un importante influjo del árabe, las palabras que proceden del árabe son, por ejemplo, tambor, acequia, azafrán, azucena, taza, jarra, etc. Los cristianos formaron distintos núcleos aislados de la resistencia del norte. En estas regiones, con difíciles comunicaciones entre sí, el latín evolucionó de distintas maneras, y así se formaron distintas lenguas: el gallego, el catalán, el castellano...

El latín con la invasión bárbara

Así pues mientras el imperio romano se mantuvo intacto y poderoso, a su unidad política correspondió la unidad lingüística. El latín vulgar era la única lengua que imperaba en el siglo V. Las tribus bárbaras del norte, que hasta entonces habían ido penetrando pacíficamente, son empujados por el avance feroz del asiático Atila, se precipitan sobre el imperio ya decadente y lo invaden y quebrantan. Se rompe la unidad política, la barbarie y la incultura se enseñorean en las tierras conquistadas. Los caminos construidos por los romanos son abandonados y las provincias pierden contacto entre sí. A eso se suman las diferencias entre los hombres que se derraman por el imperio: francos, borgoñones, alanos, suevos, ostrogodos, visigodos, etc.
Como la cultura de los conquistadores es inferior y sus lenguas son diversas, no logran, en general, imponer un idioma. Los nativos siguen hablando latín vulgar en gran parte del imperio. Al ignorarse unos pueblos a otros, las diferencias van haciéndose cada vez mayores.
Cada vez difiere más el latín vulgar hablado en Galia del que se habla en la península ibérica. Llega el momento en que de una sola lengua madre han nacido varias lenguas hermanas - lenguas romances: el rumano, el italiano, el francés, el castellano, el portugués, el sardo y el catalán.

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