El arte romano se inicia en íntima conexión con el etrusco y helénico de la Magna Grecia y cobra entidad a partir el siglo II a.C. Algunas aportaciones etruscas fueron el arco de medio punto y el uso de bóvedas. De los griegos heredaron los órdenes arquitectónicos y tipologías de edificios como templos y teatros. Era un arte realista y estaba subordinado a la política, como muestran las representaciones bélicas y de emperadores, frente al idealismo griego que representaba la belleza de los dioses.
En cuanto a la arquitectura, su función era plenamente utilitaria, representaba la fuerza del Estado con su carácter monumental urbanista. Expresaba la grandeza de la urbe con algunas construcciones como el Anfiteatro Flavio o Coliseo que se enmarca en la política del “Panem et Circenses” (pan y circo). Pues en la Roma Imperial se organizaban grandes espectáculos: combates de gladiadores, luchas de fieras, naumaquias… Este divertimento se convirtió en la herramienta de control social. Otros vestigios arquitectónicos que nos quedan de los romanos son el Acueducto de Segovia, que aún sigue en pie pese a que los sillares de granito están unidos sin argamasa; el Panteón de Agripa, pertenece al estilo Imperial y destaca por su planta centralizada y su enorme cúpula de casetones; el Teatro Romano de Cartagena, que fue construido en tiempos del emperador Augusto y dedicado a sus nietos Lucio y Cayo como consta en las inscripciones de los dinteles; por último el Arco de Tito, un gran arco de triunfo que conmemora la toma de Jerusalén.
Respecto a la
escultura, se divide en dos periodos: el Republicano, con una clara influencia
de la idealización griega y del realismo etrusco, destacan de esta época los
bustos de Junio Bruto y Pompeyo; el periodo Imperial se divide a su vez el alto
Imperio, destacando el Augusto de Prima Porta, retrato del cónsul imperator en
posición de arengar las tropas; bajo Imperio, con los retratos de Adriano,
Marco Aurelio y Caracalla que muestran el carácter de los emperadores con su
gran técnica escultórica; y, por último, el periodo Tardorromano, caracterizado
por la rigidez y el hieratismo al aparecer la religión cristiana, los retratos
se deshumanizan y la escultura se considera anti-clásica, son de esta época el
retrato de Constantino y el grupo de los Tetrarcas.
Para finalizar, otra
tipología es el Relieve Histórico, que se vincula a la arquitectura y tiene
valor narrativo. Su temática histórica glorifica el presente y pasado de Roma y
sus promotores.
Las obras de gran nivel
técnico y riqueza gestual presentan un abigarramiento compositivo, el conocido
“Horror Vacui”, o miedo al vacío. Ejemplos de esto son las decoraciones de la
Columna Trajana, que conmemora la conquista de la Dacia por el emperador y el
Ara Pacis, altar a modo de templo consagrado a la diosa Pax cuyos relieves
representan hechos del mandato de Augusto, este monumento conmemora la Pax
Augustea.
Artículo realizado por María Atenza
López (@mariaatenza5 en Twitter)
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