Aunque la Pars Occidentalis del Imperio cayó en el 476, el
espíritu de que seguía vivo duró unos años más, o al menos los dirigentes
mantuvieron esa ilusión. Fue Odoacro, rey de los hérulos y uno de esos bárbaros
que tantas veces habían saqueado ya Italia implicado, a veces, en la caída y
subida de efímeros emperadores. Pero esta vez no, esta vez fue diferente;
Odoacro depuso al emperador occidental, Rómulo Augústulo en la fecha infame de 476, y se
proclamó Rex Italiae, o lo que es lo
mismo: Rey de Italia. No hubo sucesor, cosa extraña que dejó confusos a los
integrantes de las altas cúpulas, “¿Cómo iba a desaparecer el Imperio, aquel
que durante casi dos mil años dominó el mundo, fue faro de la cultura y terror
de los bárbaros?”, se preguntarían.
Por aquel entonces Zenón
gobernaba la Pars Orientalis en
calidad de emperador. Para combatir esta situación el Emperador ofreció el
puesto y título de Magister Militum
Occidentalis a Odoacro (evitando que actuase como rey), el puesto más
importante tras el de Emperador en Occidente, pues le convertía en el jefe
(ahora teórico) de los ejércitos de una de las mitades del Imperio. A cambio,
el rey de los hérulos se mandó trasladar las señas de la dignidad imperial
occidental (corona, cetro, etc) a Constantinopla, a manos de Zenón; y se
mantendría, nominalmente, bajo el poder del Emperador.
Zenón jugó bien sus cartas,
todo parecía ir bien, en su figura ahora se reunían los títulos de Emperador de
Occidente y Oriente, el Imperio volvía a estar unificado bajo una misma
persona; Odoacro, gracias a su nuevo título, consiguió más prestigio y poder y
se hizo con el gobierno de toda Italia y otras partes cercanas, aunque actuaba
como supuesto agente del Imperio Oriental. Todo parecía ir bien.
Pero pronto la situación se
complicó. Dos años antes de caer Rómulo Augústulo, Teodorico subió al trono
ostrogodo, un pueblo federado de Roma situado a las orillas del Danubio, y
había empezado una campaña de hostigamiento contra los hérulos de Odoacro. Esto
asustó tanto a Odoacro, por razones obvias, y a Zenón, que pensaba que podrían
traspasar sus fronteras y adentrarse a saquear en Oriente. Lo que empezó siendo
una desventaja, el Emperador lo tornó en ventaja: como empezaba a temer que la
ambición de Odoacro lo llevase a atacarle, decidió sobornar a Teodorico para
que dejase en paz las fronteras orientales y se dedicase a guerrear en Italia
contra los hérulos.
En el 488
Teodorico invade Italia y Zenón, sentado en su trono, espera a que ambas tribus
se debiliten en una larga guerra o se autodestruyan para poder reconquistar
Italia y extender su poder de una forma práctica. Unos años después, en el 491, muere
Zenón, tal vez feliz por ver que puede ser el que reunifique el Imperio Romano.
Le sucede Anastasio, que verá como el sueño de Zenón se resquebraja. Dos años
después de que el nuevo emperador subiese al trono, los ostrogodos de Teodorico
logran dar muerte a Odoacro y se hacen con su territorio.
Es aquí donde nos damos cuenta de
que a Zenón le salió el tiro por la culata, y es Anastasio quien carga con las
consecuencias: Teodorico se hace rey y señor de las antiguas tierras de los
hérulos, pero a diferencia de Odoacro, éste no acepta actuar como agente del
Imperio y rechaza el título de Magister
Militum Occidentalis y someterse a Constantinopla. Ahora sí que sí,
Occidente ha caído en manos de los bárbaros sin que el poder imperial llegue a
la cuna del Imperio.
Pero Anastasio no se quedará
con los brazos cruzados e iniciará una política para intentar meter a Occidente
en su órbita mediante la autoridad religiosa. Rápidamente empieza a entablar
contacto con el Papa de Roma, pues es católico como el Emperador mientras que
Teodorico profesaba el arrianismo, una herejía cristiana. Los romanos católicos
empiezan a urdir intrigas y planear complots para derrocar a los ostrogodos.
Teodorico se da cuenta y enfurece, convirtiendo su reino en una tiranía.
Para una mayor calidad, puedes pinchar en la imagen |
Finalmente Anastasio muere en el
518
dejando una política infructuosa como herencia. Teodorico morirá en el 526,
dejando su reino sumido en la violencia y el caos, situación que el emperador
Justiniano aprovechará de manera eficiente para, al fin, recuperar de manera
efectiva gran parte de los antiguos territorios occidentales.
Este
artículo ha sido realizado por Fernando Pachón (@MmmmmFocas en Twitter)
No hay comentarios:
Publicar un comentario